miércoles, 3 de septiembre de 2014

La epidemia del ébola

La epidemia de ébola que se ha extendido “sin control” en el oeste de África Occidental ha infectado a más de 1.300 personas y se ha cobrado más de 900 vidas, una cifra que ya cuadriplica la del brote más mortífero y el primero que se registró en 1976 y que se saldó con 280 fallecidos y más de 300 afectados. Los cuatro países en los que, de momento, se concentra la epidemia son Guinea, Nigeria, Sierra Leona y Liberia, cuatro puntos con los que España no tiene conexión aérea directa. La posibilidad de que salte a Europa es “muy improbable”, aseguran los expertos, pero no imposible.


El ébola forma parte de la familia de los «filovirus», virus con estructura filamentosa. Causa una fiebre hemorrágica severa, una enfermedad con una letalidad de hasta el 90% e infecta el endotelio capilar y varios tipos de células inmunes, según el virólogo Jose Antonio López Guerrero.

Una de las principales preocupaciones de la Organización Mundial de la Salud es evitar que la infección que llegue se expanda por una gran ciudad. Por ello, la prevención se centra en controlar al personal médico y en interrumpir la circulación de personas en las zonas afectadas. Entre los problemas que se plantean para controlar estos brotes están el contacto tan íntimo que hay entre las personas y los animales en estas regiones, la desconfianza de las personas hacia el personal sanitario y el desconocimiento del modo de transmisión del virus y la forma de evitar contagiarse.

Parece estar relacionado con el contacto directo con sangre y secreciones de animales o pacientes, ya estén vivos o fallecidos. Por ejemplo, las ceremonias de inhumación que se celebran en algunas aldeas africanas parecen estar relacionadas en el contagio, ya que algunos miembros del cortejo fúnebre entran en contacto directo con el cadáver. Además, cuando se producen estos brotes, y hasta que se toman las medidas de seguridad adecuadas, el personal sanitario suele contagiarse al tratar a pacientes infectados.

Los medios sanitarios deben utilizar guantes, mascarillas, gafas y trajes para no quedar expuestos al contacto directo con la sangre u otros fluidos de los pacientes infectados.


Se puede reducir el riesgo de transmisión desde animales a humanos sacrificando e incinerando a los animales infectados, restringiendo el contacto con carne cruda de monos o simios infectados y evitando la exposición a murciélagos de la fruta.

"Seis meses con la peor epidemia de ébola de la historia, el mundo está perdiendo la batalla. Los líderes no logran tomar las medidas adecuadas contra esta amenaza transnacional", dijo la presidenta de MSF internacional, Joanne Liu, en un discurso a los estados miembros de la ONU en Nueva York.

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